Uno de los más afectados es Ecuador pues si en 2021, el 20 ? los plátanos que exportaba se destinaban a Rusia (unas 85 millones de cajas) ahora no tiene dónde ubicarlas y se echarán a perder con la consecuente merma monetaria. Autor: Internet Publicado: 13/04/2022 | 01:18 pm
La situación de guerra entre Rusia y Ucrania, unida a las numerosas extorsiones que Estados Unidos y sus aliados han impuesto contra Moscú, no solo golpean económicamente a esta nación sino también a los países latinoamericanos.
Uno de los más afectados es Ecuador pues si en 2021, el 20 % de los plátanos que exportaba se destinaban a Rusia (unas 85 millones de cajas) ahora no tiene dónde ubicarlas y se echarán a perder con la consecuente merma monetaria.
El año pasado Ecuador obtuvo 706 millones de dólares por la exportación de plátanos al gigante euroasiático; 142 millones de dólares por camarones; 99 millones en flores; 28 millones por pescado y 17 millones por café.
Paraguay tenía a Rusia como su segundo comprador de carne bovina y en 2021 envió 79 213 toneladas que le representó una entrada de 314 millones de dólares y ahora con la desconexión de Moscú del sistema bancario internacional (swift) no sabe cómo cobrar ni enviar el producto.
Con Brasil ocurre algo parecido. Este país vendió a Rusia, en el período anterior, soja por 343 millones de dólares, 167 millones por carne de ave, 133 millones por café y 117 millones por carne bovina.
En cuanto a México, enviaba a esa nación autos, ordenadores, cerveza, tequila, entre otros productos, y compraba fertilizantes. Si le falta este suministro, la agricultura tendrá pérdidas y se encarecerán los alimentos.
Esta situación provocará el acrecentamiento de la crisis económica en esas naciones con los consecuentes recortes salariales, despido de trabajadores, alza de los precios.
Las enormes presiones que ejerce Estados Unidos para que las naciones latinoamericanas se unan a la política de rusofobia que ha impuesto en el planeta al controlar los principales medios de comunicación, pueden agrandar esos problemas.
Por ejemplo, se detendría un acuerdo Intergubernamental de cooperación entre Rusia y Argentina para el uso de la energía nuclear con fines pacíficos, en particular en áreas de la investigación básica y aplicada, la construcción y la explotación de centrales y reactores nucleares.
Además, Moscú ha expresado su interés en participar en una licitación para la construcción de una instalación de almacenamiento en seco para combustible nuclear gastado en la central nuclear Atucha II en la nación sudamericana.
Washington instrumenta todo tipo de extorsiones con ese fin: influencia política, promesas económicas y el chantaje, como ocurrió durante la reciente votación en la Asamblea General de Naciones Unidas para lograr la suspensión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Tras el sufragio, varios delegados expresaron que por diversos motivos se les había obligado a votar de esa manera.
Por el impacto de la guerra de “sanciones” de Occidente, el suministro de fertilizantes se ha visto afectado lo cual representa una amenaza para los agricultores latinoamericanos, pero contrariamente resulta ventajoso para Estados Unidos que fabrica grandes cantidades de abono. Ya los productores norteamericanos están en busca de aumentar exportaciones a países de la región.
Actualmente los precios de los fertilizantes se encuentran en su máximo histórico y en el primer trimestre de 2022 crecieron en un 30 % lo que supera los alcanzados en 2008 durante la crisis financiera mundial.
Con motivo de las “sanciones” los envíos desde Rusia se han interrumpido y este país es uno de los principales productores y exportadores a nivel global.
Moscú es el mayor exportador de fertilizantes nitrogenados y el segundo de fertilizantes potásicos y fosforados.
En 2021 el gigante euroasiático despachó abonos por valor de 12 500 millones de dólares. Entre sus principales compradores estuvieron Brasil y la Unión Europea con 25 % respectivamente, y Estados Unidos con 14 %.
Como es de esperar, si no llegan los fertilizantes, la producción agrícola en esos países se afectará en grado sumo.
Este complejo panorama aparece en momentos en que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (ONUAA) informó que el índice de precios de alimentos alcanzó en marzo 159,3 puntos, el máximo histórico, mientras que en febrero ya había batido el récord desde la creación del índice de costos en 1990.
El organismo agregó que entre las cinco categorías que componen el índice, cuatro nunca han registrado unos precios tan altos: aceites vegetales (248,6 puntos), cereales (170,1), productos lácteos (145,2) y carne (120,0).
Dos de las categorías incrementaron en febrero los precios motivado por el conflicto ruso-ucraniano: los cereales en 17 % y los aceites vegetales en 23 %. Estos países en conjunto exportan el 30 % del trigo y el 20 % del maíz que se consume en el mundo.
Las perspectivas presentes y futuras para las economías latinoamericanas se consideran difíciles pues tendrán que enfrentar los altos costos de los productos alimenticios, sin aun reponerse de las enormes pérdidas provocadas por la pandemia de Covid-19.
Como corolario se puede afirmar que la sarta de extorsiones impuestas por Estados Unidos, no solo a Rusia sino a más de 30 países en el orbe, están llevando a un abismo a varias naciones de América Latina.