Autor: Yailín Alfaro Guillén Publicado: 21/06/2021 | 09:34 pm
La Bahía de La Habana, en su tiempo conocida como Puerto Carenas, constituye hoy el centro de desarrollo económico-social en proyectos de grandes proporciones presentado por arquitectos y especialistas de diferentes esferas.
Oportunamente, la arquitecta cubana Claudia Castillo de la Cruz mostró un estudio para futuro que involucra a esta rada, y estimula el turismo y el progreso de toda la ciudad. El proyecto significa parte de un plan mayor que ya tiene adelantos sustanciales, visibles, en los que se intenta potenciar el carácter turístico de la rada habanera, de cara al futuro.
La especialista terminó precisamente sus estudios universitarios con una tesis vinculada a La Bahía y los intentos de rescatar sus valores y potenciar posibilidades.
En su momento se reunió con colegas como el reconocido arquitecto cubano Mario Coyula, en la Biblioteca Rubén Martínez Villena de La Habana Vieja, bajo auspicios de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Como esencia, se trata de trasladar las operaciones portuarias a zonas más apropiadas, como ocurre en la actualidad con la bahía del Mariel, hacia el oeste, y donde ya funciona la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM).
Camino obligado
Muchas dársenas importantes en el mundo acometen proyectos de desarrollo, debido a los avances tecnológicos y al aumento del tamaño en los barcos de carga, a partir de la correspondiente relevancia del contenedor en el comercio global.
Algunas de esas embarcaciones cuentan ya con 400 metros de largo por 70 de ancho, solo tripuladas por alrededor de 13 personas. Incluso el Canal de Panamá realiza procesos de ampliación para permitir paso a esos gigantes.
Sin embargo, no se trata solo de ampliarlos en lo referente a espacio vital, sino de dotarlos de una logística moderna que permita esas operaciones, como es el caso de vías de comunicación y otros elementos.
Con base en esos detalles y en el deterioro del entorno de la Bahía de La Habana, es obligado cambiar la visión de este puerto y del futuro de la capital lo que ocurre desde hace algún tiempo.
Esta rada cuenta con 5,2 kilómetros cuadrados, un perímetro de 18 kilómetros y un volumen de agua de 47 millones de metros cúbicos, en 1 300 metros de largo, con una profundidad de nueve metros.
La bahía es navegable solo en 120 metros; tiene el 87 % del territorio ocupado y el 63 % del sector productivo cuenta con 71 atraques y 50 muelles.
Por otra parte, desde hace más de 30 años el calado de los buques oscila entre los nueve y los 11 metros.
Estos datos sacan a la luz la obligada gestión de transformar esta realidad, mientras la economía cubana renueva su eje de transporte marítimo hacia la ZEDM, a la vez que rescata en la Bahía de La Habana su encanto para el turismo.
¿Cambios novedosos?
Frente a esta situación, se proponen cambios, entre los cuales se encuentra el movimiento de la refinería de la capital cubana hacia áreas del centro del país, incluso con mejores condiciones de comunicación para el abastecimiento de combustible a las provincias.
Añadió Claudia Castillo en su tesis la posibilidad de un Puerto Norte, de aguas con más calado, de más de 150 metros de profundidad, y un Puerto Sur, que podría ser el de Cienfuegos, además de considerar un Puerto Seco para el almacenamiento de mercancías extraídas de los buques.
Estos desvíos permiten facilidades para los barcos que llegan desde distintos puntos del mundo y muchos de los cuales tienen que hacer un bojeo a la Isla para arribar a la rada capitalina y descargar sus mercancías.
El proyecto incluye una remodelación capital de las áreas aledañas y el aprovechamiento de los terrenos que se vacíen o que están en estos momentos subutilizados.
La arquitecta Castillo de la Cruz considera que este plan completo debe costar aproximadamente 2 000 millones de euros, a razón de 1 000 euros por habitante de la capital, lo que se considera bajo al tener en cuenta el valor intrínseco de los terrenos en juego.
En él se estima a la bahía como el centro de la capital, por lo cual el cambio se concibe como estrategia sistema, en la que no solo se transformen las instalaciones y el entorno del puerto, sino las viviendas, centros sociales e instalaciones de todo tipo.
Considerando el alto grado de contaminación de la ensenada, se prevé la construcción de dos plantas de purificación de las aguas y la limpieza de los dos ríos que tributan a ella: el Luyanó y el Martín Pérez.
Sin embargo, el proyecto es mucho más abarcador y estipula el empleo recreativo de las costas y los lugares en desuso para turismo marinero, museos, áreas de centros de negocios, e instancias políticas, al entender la bahía como centro de la ciudad.
La experta estableció capas de análisis, entre estas: área de estudio, evolución histórica, división política-administrativa (10 de los 14 municipios de la capital están involucrados en ella) y el proyecto en sí.
Examinó, asimismo, planes previos y en ejecución, como uno directivo, de 1969-1973; y los proyectos de ordenamiento territorial de 2000-2003, y Puerto Viejo, de 2002, de la Oficina del Historiador de la Ciudad, entre otros.
Consideró además suelos, servicios, habitabilidad, desarrollo industrial, elementos patrimoniales, temas ecológico-ambientales, estado de conservación, accesibilidad, vías y transporte público.
Para tales cambios tiene también la integración de tres sectores de la rada: Parque Bahía, Regla-Guanabacoa y Casablanca-La Habana del Este.
Con estas novedades aspira incluso a una mayor accesibilidad de la población a las costas y a su empleo recreativo, con más comunicación mediante tranvías y lanchas, o la posibilidad de un teleférico.
La introducción en el área de universidades, parque tecnológico y de un faro económico, se suma a sedes deportivas para grandes eventos y conservar los valores histórico-culturales de lugares como Regla y Casablanca.
Algún tiempo después de la presentación de esta tesis de grado, aparecen ciertos cambios en el proceso de desarrollo de la bahía habanera, un centro sumamente atractivo desde el punto de vista turístico y que, con todo esto, puede tener una poderosa imagen de futuro.
Algunos de esos ejemplos se pueden apreciar en la nueva cervecería, el paseo marítimo y el embarcadero de la lancha que cruza la bahía, con un desarrollo de la imagen de esta y su entorno, lo que augura una completa renovación. (PL)