Autor: Internet Publicado: 21/06/2021 | 09:31 pm
Pocos sitios en La Habana pueden celebrar, activos, sus 200 años. Primero fue el bodegón Piña de Plata, en fecha tan lejana como 1817, luego adoptó el nombre de Florida y, tiempo más tarde, Floridita. Lo cierto es que la intersección de Obispo, esquina a Monserrate tiene mucho que celebrar.
Se le conoce como la Cuna del daiquirí pero, para ser precisos, vale destacar que la versión más verosímil del nacimiento de ese cóctel es la que describe que nació en la mina de Daiquirí, cercana a la playa homónima, en Santiago de Cuba, en el oriente del archipiélago, cuando cubanos y estadounidenses mezclaron los ingredientes que tenían a la mano: ron, azúcar y limón. De aquel lugar la receta habría llegado al santiaguero hotel Venus y de ahí, de boca en boca, hasta la capital.
Cuentan historiadores e investigadores que el catalán Constantino Ribalaigua, más conocido como Constante -quien llegó como cantinero en 1914 y, con algunos ahorros, se convirtió luego en el dueño del bar- no fue exactamente el creador del daiquirí, así bautizado en honor a la mina y la playa que lo vieron nacer. Sin embargo, sí es el artífice de la versión moderna que se conoce y degusta hoy.
Constante conoció el preparado en sus andares por los hoteles Sevilla y Plaza y, como todo un científico de la cantina, le hizo aportes que lo trascendieron: le agregó marrasquino y hielo frappé, que necesariamente había que secar para lograr la consistencia deseada y evitar que se licuara en el fondo de la copa.
Algunos libros indican que Constante adquirió una máquina de hielo de factura estadounidense de la marca Flak Mak. Otras fuentes sostienen que el Floridita, con el toque mágico del catalán, fue el primer lugar donde se empleó una batidora en el bar, a partir de 1925.
Salto al estrellato
Fue la presencia del escritor estadounidense Ernest Hemingway la que inmortalizó a Constante, al daiquirí y al Floridita. Ha quedado registrado para la historia que su primera visita la realizó en 1928. A partir de los años 30 y hasta su salida de Cuba, en los 60 del pasado siglo, hizo suya la esquina de la extrema izquierda del bar, justo donde hoy lo recuerda una figura del escultor Francisco Villa Soberón.
En su novela Islas en el golfo, el escritor trae una y otra vez al establecimiento a su protagonista, Thomas Hudson. Justo sobre esa barra de caoba nació el cóctel de Hemingway, el daiquirí especial, o Papa doble o Hemingway special. Este se elabora con limón, marrasquino, hielo y ron doble y, a diferencia del clásico, no lleva azúcar pero sí jugo de toronja. Así lo tomaba el Premio Nobel de Literatura en sus mañanas y tardes, en la primera banqueta de la izquierda del bar.
Según Ariel Blanco Rodríguez, director del restaurante-bar Floridita, el sitio es visitado anualmente por un cuarto de millón de personas, donde reconocidos maestros de barra preparan unos 70 tipos de cócteles, entre esos 17 de daiquirí, con mezclas de pulpas y frutas como fresa, kiwi, plátano, mango, coco y maracuyá.
Celebración
Los 200 años se celebrarán como la ocasión lo merece. De acuerdo con Ariel Blanco Rodríguez, director del restaurante-bar Floridita, perteneciente al grupo extrahotelero Palmares, entre las actividades se encuentra una pugna entre bartender expertos en la elaboración del cóctel distintivo de la casa. “Va a ser una competencia internacional de daiquirí, que se ha venido haciendo durante ocho años, esta vez no se llama Rey del Daiquirí, como es habitual, sino Rey de Reyes, pues van a competir los ocho ganadores de las ediciones anteriores, los días 5 y 6 de octubre”, comentó.
De acuerdo con Blanco, lo novedoso de la competencia dirigida a la elaboración de diferentes variantes de este cóctel es que se realizará en dos días, en el primero, estarán los ocho competidores, mientras que en la segunda jornada habrá solo cinco finalistas.
Una de las bases del concurso es traer, en soporte audiovisual, un daiquirí de creación propia de cada uno de los participantes, donde se explica desde la obtención de las materias primas hasta los detalles de su preparación.
En esas fechas se espera la presencia de unos 200 cantineros invitados pertenecientes a la Asociación Internacional de Bartenders, procedentes de una veintena de naciones para participar en las actividades colaterales, entre estas la inauguración del bar Constante, en el hotel Manzana; el lanzamiento de un ron blanco Premium de Havana Club, especialmente concebido por los maestros roneros de esa marca por el aniversario 200 del Floridita y pensado para la confección de daiquirí.
Y los sueños, realidad serán
El Floridita es la instalación de gastronomía más antigua del Grupo Palmares en el país, son 200 años de una tradición que se ha mantenido con mucho reconocimiento en el país y a nivel internacional.
Cuando los preparativos para la celebración del aniversario marchan a todo tren, van surgiendo otras ideas dirigidas a reforzar al concepto compartido por Blanco sobre los retos que tiene en lo adelante la bicentenaria casa: mantener la tradición y renovarse.
Entre los sueños que apenas comienzan a formularse se encuentran desde una exposición con las cerca de 1 000 fotos que en formato digital se atesoran de la historia del Floridita y hasta una estatua a tamaño natural de Constante, el iniciador de una tradición que, pasados 200 años, no mueres, sino que multiplica su presencia en el mundo, con la existencia de franquicias.