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Por el futuro de la bahía habanera

Un grupo de trabajo estatal labora con el propósito de sanear, conservar y desarrollar la rada capitalina


Sábado 20 de Noviembre de 2004 | 12:00:00 AM 

Autor

Yizzet Bermello López

La Bahía de La Habana constituye uno de los ecosistemas más maltratados del país desde el punto de vista medioambiental. Estudios realizados hace unos años permitieron corroborar que recibe más de 300 000 metros cúbicos diarios de aguas contaminadas mediante ríos y drenajes pluviales e industriales, más algunas adiciones eventuales del alcantarillado de la ciudad. Con los años esa carga nociva resultó tan elevada que el sistema perdió su capacidad de autodepuración.

Muchas instituciones comenzaron a trabajar desde entonces en acciones independientes dirigidas a aliviar estas situaciones, pero sus logros fueron puntuales donde se necesitaba de un proyecto mucho más abarcador.

Un día ese proyecto llegó, con todo el apoyo del Estado cubano, y la creación de una organización nombrada Grupo de Trabajo Estatal para el Saneamiento, Conservación y Desarrollo de la Bahía de La Habana. Los objetivos de su misión están muy bien delimitados: garantizar el diseño y aplicación de un programa de saneamiento de la bahía, incorporar en él todas las acciones e intereses de los que han decidido apostar por su futuro, coordinar con organizaciones externas con el fin de obtener colaboraciones para implementar el programa, y organizar el desglose del financiamiento imprescindible para la conservación, la gestión ambiental y el desarrollo sostenible de la bahía y su cuenca tributaria.

¿COMO SE ORGANIZAN?

“El grupo cuenta con una pequeña infraestructura y plantilla pues está concebido para planificar, organizar y ejecutar el saneamiento de la bahía apoyándose en las estructuras empresariales y gubernamentales existentes en su entorno”, explica Marilyn Fernández Pérez, vicedirectora de Planeamiento, Información y Desarrollo del proyecto.

“Por eso, aunque nos subordinamos al Ministerio del Transporte, cohesionamos los esfuerzos de todos los implicados en una forma participativa, intersectorial, multidisciplinaria y territorial. Laboramos de conjunto con los más diversos factores: los once ministerios que tienen empresas que vierten directa o indirectamente sus aguas residuales en la bahía, los diez municipios donde están ubicadas estas instalaciones y las 98 entidades fuentes de contaminación.

“Implicamos además a numerosas instancias nacionales, provinciales y municipales que controlan o dirigen los aspectos medioambientales, así como a las colaboraciones desinteresadas de gobiernos y organizaciones extranjeras que deciden respaldarnos de una forma u otra, sin olvidar por supuesto a la población que vive alrededor de la bahía.

“No puede obviarse tampoco en esta relación a uno de los agentes más activos en el mejoramiento de las condiciones de la ciudad antigua. Me refiero a la Oficina del Historiador de la Ciudad, que no solo trabaja para restaurar el Centro Histórico, sino también quiere contribuir al rescate de la hermosa bahía que le sirve de marco”, abunda la directiva.

DE PROYECTOS CONCRETOS Y RESULTADOS

Los resultados del monitoreo ambiental que, desde hace algún tiempo se realiza en la bahía, indican una discreta tendencia a la recuperación y a la reversibilidad del deterioro acumulado por décadas, pero todavía es largo el camino por avanzar.

En esta recuperación ha contribuido la progresiva reducción de las cargas contaminantes de origen industrial, lograda tras algunas remodelaciones tecnológicas que se combinan con la aplicación de medidas internas en las fábricas activas alrededor de la bahía. Hoy, todas tienen conocimiento del impacto que tienen sobre el ecosistema y poseen un plan de mitigación de estos.

Igualmente se han reactivado las actividades de saneamiento marítimo-portuario, con la recogida de sólidos e hidrocarburos flotantes y de los desechos de los buques, lo cual asegura un progresivo mejoramiento de las condiciones estéticas del espejo de agua.

“Otra decisión importante ha sido la de cobrar un impuesto por el uso de la bahía, que ayuda a recaudar un mínimo de recursos financieros locales que se revierten en los proyectos priorizados. En el tema financiero también hemos buscado la colaboración internacional porque debe tenerse claro que cada paso que damos depende de recursos, de inversiones, y en muchos casos de grandes inversiones que tienen relación con cambios tecnológicos, y el grupo es una unidad que funciona con un mínimo presupuesto estatal, aunque le sobren los deseos y las ideas para hacer mejor nuestra bahía”, puntualiza Fernández Pérez.

“Precisamente, gracias a la colaboración externa se capacitan técnicos y directivos con respecto al uso de métodos de avanzada en el control medioambiental, y se ejecutan ya algunas plantas para el tratamiento de residuales industriales. Con apoyo belga se está concluyendo en estos momentos la primera planta para el procesamiento convencional de una tercera parte de los residuales domésticos presentes en la bahía.

“Por otra parte, se realizó de conjunto con la Agencia de Colaboración Internacional de Japón un estudio de desarrollo para el alcantarillado y drenaje pluvial en la cuenca hidrográfica tributaria de la bahía, que ha concluido con el diseño de un plan maestro y propuesta de obras concretas para las que se gestiona financiamiento”, agrega la funcionaria.

CON PARTICIPACION CIUDADANA

“Sin embargo, ninguno de nuestros sueños irá adelante si no cuenta con el respaldo y la participación de los ciudadanos. A este punto en particular le ofrecemos gran atención porque de la concientización de nuestros esfuerzos por parte de la población depende el mantenimiento futuro de lo que vamos logrando. En el entorno y la cuenca tributaria de la bahía viven más de 800 000 personas, y si a esto le sumamos las que trabajan en sus alrededores, la cifra rondará el millón, y todos, directa o indirectamente, tienen afectada su calidad de vida por la contaminación de la rada habanera.

“Es necesario, por tanto, informar y educar a los capitalinos acerca de lo que hacemos y lograr además su contribución, su comprometimiento. Nos proponemos realizar un complejo proceso de transformación socioambiental que tiene a la población como principal protagonista, y a la bahía y la ciudad como indiscutibles beneficiados”, concluye la directiva.

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