Autor: Internet Publicado: 21/06/2021 | 09:34 pm
Los productos forestales contribuyen significativamente a proporcionar vivienda a 1 300 millones de personas, 18 % de la población global, según informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Los bosques coadyuvan a la seguridad alimentaria, al suministrar combustible de madera para cocinar y esterilizar el agua, se precisa además en el texto, dado a conocer aquí en un evento internacional sobre esa materia por el representante de la FAO en Cuba, Theodor Friedrich.
Los beneficios socioeconómicos de los bosques consisten, por un lado, en la satisfacción de las necesidades básicas de las personas y, por otro, en mejoras de la calidad de vida (necesidades de orden superior), gracias al consumo de bienes y servicios proporcionados por los árboles y a los empleos e ingresos generados por el sector forestal. Estos incluyen los salarios, las utilidades y los montos monetarios percibidos por la venta de madera en el sector formal en esta esfera, así como los obtenidos mediante actividades en el informal, entre ellas la producción de combustible de madera y productos forestales no madereros (PFNM).
El monto de los ingresos que aporta a nivel global el sector formal supera los 600 000 millones de dólares.
Esa cifra asciende a 730 000 millones de dólares si se añade lo obtenido por la producción informal de combustible de madera, materiales de construcción y los PFNM, la cual representa 1,1 % de la economía mundial.
Actualmente se vinculan a labores forestales en el orbe más de 50 millones de personas, incluidas quienes lo hacen de manera informal, la mayor parte de esa cantidad.
A juicio de la oficial de la FAO en Brasil, Bárbara Jarschel, quien participó en el evento, el sector forestal a la hora de recopilar datos y formular políticas, debe dejar de concentrarse en los árboles y enfocar su atención en las personas, si desea potenciar los beneficios socioeconómicos de los bosques.
La experta refirió la importancia de la reunión del Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques (FNUB), de mayo de este año, en cuanto a avanzar en los objetivos de invertir el actual proceso de cubierta forestal en todo el mundo y potenciar los beneficios económicos, sociales y ambientales de los bosques.
También en lograr revertir la tendencia actual a la disminución de la asistencia oficial para el desarrollo destinada a la gestión forestal sostenible.
En Latinoamérica y el Caribe
De acuerdo con la FAO, actualmente los bosques cubren 49 % de la superficie total de América Latina y El Caribe. Esa área representa 22 % de la floresta existente en el planeta.
El organismo promueve el manejo forestal sostenible, la creación de programas en esa esfera y apoya a los países para gestionar y cuidar ese recurso.
En muchas islas del Caribe se observa una expansión de la superficie con árboles, debido al abandono de tierras agrícolas. Se trata de una vegetación espontánea que contribuye a los servicios ambientales, pero no tiene beneficios económicos.
Centroamérica cuenta con una cobertura forestal que comprende 38 % de todo su territorio. Esa zona geográfica, con más de 533 000 kilómetros cuadrados, posee características físicas y naturales que le conceden una alta biodiversidad reconocida internacionalmente.
También tiene el 8 % de los manglares del mundo y la segunda barrera más larga de arrecifes coralinos, además de concentrar 12 % de la riqueza biológica global.
No obstante la riqueza en espesura de que dispone Latinoamericana y Caribe, la región encara serios problemas, como la pérdida de bosques por la extensión agrícola, la tala, el alto consumo de leña, los incendios forestales y el proceso de urbanización.
A juicio de Friedrich, las personas que viven en los bosques forman parte del grupo de familias de agricultores, ganaderos y pescadores artesanales que ya desempeñan una función importante en garantizar la seguridad alimentaria, promover el desarrollo sostenible y conservar la biodiversidad.
Sin embargo, ellas se encuentran entre las más vulnerables del mundo, de ahí la necesidad de terminar con el antagonismo entre el uso forestal y el agrícola de las tierras y buscar una convivencia.
Cuba a favor de sus bosques
La cobertura forestal en Cuba es de 28,95 % y en este año el país se propone alcanzar 29,3 %, según expertos del Ministerio de Agricultura (MINAG).
Objetivo fundamental de la política forestal lo constituye incrementar la contribución de los árboles y los bosques a la economía nacional, al bienestar de las generaciones presentes y futuras, y establecer medidas para la mitigación y adaptación al cambio climático.
Cuba siembra una cantidad de árboles que duplica la que se tala. Sin embrago, el desafío está en proteger y lograr que los nuevos árboles de plantación lleguen a conformar bosques sin ser destruidos o dañados.
De acuerdo con estadísticas oficiales, actualmente cerca de tres millones de hectáreas están cubiertas de bosques.
En opinión de la directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del MINAG, Maricela Díaz, es indispensable que todos ellos cuenten con la salud necesaria, los crecimientos e índices de desarrollo sean óptimos y tengan correspondencia con los resultados científicos.
El país aplica un programa de reducción y eliminación de los incendios de los bosques, y protege y fomenta los cultivos de café, cacao y otros de las zonas montañosas, recupera sus plantaciones y renueva las que están envejecidas.
Trabaja además en la integración y aplicación de los resultados tecnológicos y el conocimiento de productores y científicos, como vía más efectiva de garantizar los objetivos de protección, conservación y desarrollo de las áreas boscosas. (PL)
Desafíos a favor de cuencas y costas cubanas
Por las maravillas que atesora, Cuba se encuentra entre las 10 islas más importantes del orbe en cuanto a riqueza de biodiversidad, puesto que se han identificado unas 19 500 especies de flora y fauna, donde más del 42 % de ellas son endémicas.
Es así, que la preocupación de especialistas medioambientales de la nación radica en la pérdida de este patrimonio natural, un problema que hoy afecta al archipiélago caribeño.
En ese sentido, y con el fin de preservar los valores patrimoniales naturales, este territorio desarrollará a partir del próximo año un proyecto internacional para la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica desde el enfoque de Manejo Integrado de Cuencas y Áreas Costeras.
El plan -que se extenderá por un lustro- se encuentra auspiciado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial a través de la Unidad de Coordinación Regional para el Caribe, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Agencia de Salud Pública del Caribe.
Además, está insertado como subproyecto dentro de la iniciativa regional Manejo Integrado del agua, suelo y ecosistemas de los pequeños estados insulares del Caribe.
Habitats críticos, amenazas indirectas a la tierra y su degradación, la pérdida de la cubierta forestal, la disponibilidad y calidad de los recursos de agua dulce, constituyen algunos de los desafíos del programa para el venidero quinquenio.
De acuerdo con los responsables nacionales, es un proyecto ambicioso, que persigue entre sus resultados la interconexión de la estructura política, jurídica y social para la planificación del uso eficaz del suelo, la protección de los sitios costeros vulnerables a los fenómenos meteorológicos extremos y la consolidación del sistema de Áreas Protegidas.
Para su puesta en práctica se escogieron cuatro áreas demostrativas de la ínsula: los deltas Guanabo, Arimao, Agabama-Península Ancón y San Juan, de las provincias de La Habana, Cienfuegos, Sancti Spíritus y Santiago de Cuba, respectivamente.
En esas zonas, consideradas en estado crítico o frágiles, pretenden resolverse problemáticas ambientales causadas por la acción del hombre en los manglares y los arrecifes de coral como la depredación de los peces, la contaminación por desechos y desperdicios industriales, la escorrentía y la sedimentación.
También serán parte de las soluciones esperadas un aumento medible en el número de personas que implementan prácticas agroecológicas y realizan propuestas ecoturísticas, como alternativa para ganarse la vida.
Asimismo, los expertos ejecutarán una intensa campaña de educación ambiental en aras de concientizar sobre las actividades antropogénicas más dañinas en los contextos naturales más vulnerables y sus alrededores y los efectos del cambio climático.
Y es que esta iniciativa está pensada, según los técnicos, para apoyar el desarrollo socio-económico de la Mayor de las Antillas, porque apuesta por el bienestar de las actuales y futuras generaciones del país. (Tania Rendón Portelles)