Lagarde, presidenta del BCE, advierte del duro golpe económico de las guerras comerciales de Trump Autor: Internet Publicado: 14/03/2025 | 09:07 am
Una guerra comercial a gran escala desencadenada por la escalada de amenazas arancelarias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, supondría un duro golpe para el crecimiento y la inflación mundiales, afirmó la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, en una reciente entrevista con la 'BBC'. Lagarde advirtió de que el aumento de las tensiones entre Estados Unidos y Europa podría tener "graves consecuencias", en particular para los precios y la estabilidad económica.
Con Trump amenazando con aranceles del 200% sobre el vino y otras exportaciones de la UE, además de "aranceles recíprocos" que comenzarán ya el próximo mes, Lagarde dejó claro que las medidas proteccionistas perjudicarán a todas las partes implicadas. Estados Unidos es un mercado clave para los productores europeos de alcohol, ya que representará alrededor de una quinta parte de los productos de bebidas, licores y vinagres exportados por la UE en 2024, según datos del Centro de Comercio Internacional.
"Todo el mundo sufrirá" en una guerra comercial
"Si llegáramos a una verdadera guerra comercial en la que el comercio se viera mermado de forma significativa, eso tendría graves consecuencias", dijo. "Para el crecimiento en todo el mundo y para los precios en todo el mundo, pero especialmente en Estados Unidos". Desde su vuelta al poder en enero, Trump ha reactivado su agresiva agenda arancelaria, escalando gradualmente las tensiones comerciales globales.
La presidenta del BCE dijo que tales medidas ya están frenando la actividad empresarial a través de una mayor incertidumbre para las empresas, los consumidores y los inversores. "El que inicia, el que toma represalias, el que vuelve a tomar represalias, etcétera, etcétera: todo eso va a perjudicar al crecimiento en general", dijo. "Todos sufrirán; esto es una constante en la historia del comercio".
A pesar de hacer un llamamiento al diálogo, Lagarde defendió la postura de la UE, afirmando que Bruselas "no tenía otra opción" que responder a los aranceles estadounidenses. Sin embargo, sugirió que el desfase entre las medidas anunciadas y su aplicación aún deja margen para las negociaciones.
También rechazó la afirmación de Trump de que la Unión Europea "se formó para fastidiar" a Estados Unidos. "Cuando se formó Europa, fue en gran parte a instancias de Estados Unidos, que quería estabilidad en nuestra parte del mundo tras la Primera y la Segunda Guerra Mundial", dijo. "Argumentar que se creó para fastidiar a Estados Unidos no solo es hablar mal, sino que es un abuso de la historia".
Los retos de la inflación se agravan en medio de la incertidumbre
Aunque las tensiones comerciales dominan las preocupaciones inmediatas, Lagarde también abordó la lucha a largo plazo del BCE contra la inflación. En su intervención en el Instituto de Estabilidad Monetaria y Financiera de Fráncfort esta semana, advirtió de que la inflación es cada vez más difícil de predecir, impulsada por los cambios en los patrones del comercio mundial, el aumento del gasto militar y las perturbaciones relacionadas con el clima.
"Mantener la estabilidad en una nueva era será una tarea formidable", afirmó. "Requerirá un compromiso absoluto con nuestro objetivo de inflación, la capacidad de analizar qué tipos de perturbaciones requerirán una reacción monetaria y la agilidad para reaccionar adecuadamente".
Una medida de esta volatilidad, el índice de incertidumbre de la política comercial, se encuentra ahora en el nivel más alto jamás registrado. Al mismo tiempo, los indicadores de riesgo geopolítico se sitúan en niveles no vistos desde la Guerra Fría, al margen de grandes conflictos o acontecimientos terroristas.
Lagarde subrayó el efecto retardado de los choques inflacionistas, señalando que las presiones sobre los precios no ceden inmediatamente. Por ejemplo, la inflación de la energía tocó techo en octubre de 2022, pero la de los servicios no lo hizo hasta julio de 2023, un desfase de nueve meses que sigue influyendo en los salarios. Este ajuste escalonado complica la capacidad del BCE para reconducir la inflación al 2% de forma predecible.
Se avecinan recortes de tipos, pero se mantiene la cautela
Ante el enfriamiento de la inflación, los responsables del BCE se disponen a bajar los tipos de interés para apoyar la ralentización de la economía de la eurozona. Las autoridades esperan que la inflación alcance el 2% a principios de 2025, lo que dejaría margen para la relajación monetaria.
Sin embargo, Lagarde señaló que nuevas perturbaciones (ya sean conflictos comerciales, interrupciones de la cadena de suministro o fluctuaciones de los precios de la energía) podrían alterar rápidamente esta trayectoria. "La reciente desinflación se ha logrado a un coste relativamente bajo en comparación con episodios similares del pasado", afirmó, sugiriendo que unas expectativas de inflación bien ancladas han ayudado a estabilizar los precios. No obstante, advirtió de que las futuras perturbaciones deben evaluarse cuidadosamente, ya que podrían exigir una respuesta política diferente.
El BCE cambia su estrategia de comunicación
A medida que aumenta la incertidumbre económica, Lagarde subrayó que el BCE debe alejarse de la rígida orientación a futuro (que fija las expectativas sobre las futuras decisiones en materia de tipos) y centrarse en explicar su función de reacción.
"El público debe comprender la distribución de los posibles resultados futuros y cómo reaccionará el banco central una vez que esté suficientemente seguro del escenario al que se enfrenta", afirmó. En lugar de fijar una senda de tipos específica, el BCE se centrará en indicadores económicos clave (como las tendencias de la inflación subyacente, el crecimiento de los salarios y la transmisión de la política monetaria) para orientar sus decisiones.
