Autor: Internet Publicado: 21/06/2021 | 09:21 pm
El compromiso de garantizar que la Isla de la Juventud se autoabastezca de arroz en el año 2025, asegurando el grano para la distribución de la canasta familiar normada, constituye un reto cuya materialización dependerá de concretar el definitivo despegue en el incremento de las áreas que aseguren las producciones que demandamos.
Alrededor de 1 800 hectáreas (ha) es la superficie que se necesita sembrar en el territorio para conseguir el ansiado propósito, sin embargo un cúmulo de inconvenientes se interponen en lograr dicha meta.
El arroz es un cultivo con dependencia casi absoluta del agua, y este ha sido uno de los obstáculos que no ha permitido llegar a la totalidad de áreas concebidas para el programa en el polo Julio Antonio Mella. Los dilatados atrasos en las obras hidráulicas –tranque de la 52 y la Jagua– que garantizarán el suministro del preciado recurso natural en ese enclave, han conspirado en contra.
No obstante después de varios intentos, esta traba parece estar cerca de su fin con el notable adelanto de los trabajos en la obra de la 52 y el comienzo de las labores en la Jagua, acometidos por una brigada de equipos pesados de la Empresa de Construcción y Montaje de Matanzas.
Por su parte en Sabana Grande –el otro polo con elevado potencial para esta actividad– la intención es continuar desmontando áreas para incrementar la superficie a sembrar. Allí la dificultad no es la disponibilidad de agua, sino cómo llevarla a los sembradíos. Por ello se trabaja en desarrollar un sistema de riego por conductos cerrados para trasladar el líquido a los campos.
Es evidente que resta mucho por hacer para alcanzar los objetivos propuestos y muchos ponen su empeño en sacar adelante las tareas, aunque a veces no con la prontitud que precisan estos tiempos, además de que aún persisten cuestiones subjetivas por resolver y el clima que también incomoda en ocasiones.
Recientemente en un intercambio sostenido entre las máximas autoridades del territorio, directivos de las entidades vinculadas a la producción del grano, de las bases productivas y los propios productores, debatieron sobre el panorama de la actual campaña de siembra de primavera.
Para dicha contienda se planificó plantar de manera escalonada –de mayo a agosto– con la intensión de que todos los agricultores puedan utilizar los pocos equipos disponibles. El cronograma se ha atrasado, el incremento de las precipitaciones en los últimos días resalta como una de las causas, mas también es oportuno señalar problemas organizativos, demoras en la preparación de tierras y el ganado que se ha detectado ocupando las áreas destinadas al arroz.
Se aclaró que en los polos productivos las tierras tienen definida con exactitud cuál es su actividad, por lo tanto en las reservadas para la producción del cereal no puede desarrollarse la ganadería, que además provoca inconvenientes que después repercuten de forma negativa en la preparación del terreno.
Otras cuestiones a las cuales apremia prestarles más atención es lograr que los campesinos sean capaces de invertir a partir de sus ganancias con el propósito de elevar rendimientos y resultados, y generalizar el empleo de los bioproductos como alternativa a las limitaciones existentes con los insumos y productos químicos.
Se trata de centrarse en lo que tenemos al alcance de la mano, plantar toda la tierra disponible, cumplir con los cronogramas de siembra, de suministro de agua y que todo aquel que posea áreas bajo su responsabilidad le dé valor de uso. Quien no sea capaz de hacer producir la tierra, pues deberá quitarse del medio y dejar la vía libre a aquellos que sí demuestren la voluntad de hacer por el beneficio de este terruño.
