Autor: Internet Publicado: 21/06/2021 | 09:16 pm
Componente indispensable de la dieta cubana ha sido desde siempre el arroz. Con una tradición productiva notable y sobre todo investigativa, al desarrollo de este sector no resultan ajenas las demandas que, cada vez con más ahínco, establece el mercado global. Con el fin de propagar y profundizar en el conocimiento de este y otros granos de reconocida importancia nutricional se realizaron el V Encuentro Internacional del Arroz y el Primer Simposio de Granos, en el Palacio de Convenciones de La Habana.
La situación alimentaria mundial, el posicionamiento de los cereales en el consumo social e industrial, así como el mejoramiento genético, la transferencia y el desarrollo tecnológico entre otros aspectos protagonizaron las conferencias. Del mismo modo fueron abordados las maquinarias, las nuevas tecnologías, las alternativas para el ahorro de agua durante el proceso de cultivo, los suelos y su nutrición, los recursos fitogenéticos y la semilla, el manejo integrado de plagas y otros.
Intervenciones y conferencias acerca de tópicos de conocida relevancia como la biofortificación de los cultivos, el procesamiento industrial, y detalles sobre cosecha y postcosecha captaron igualmente la atención de los participantes en este evento científico-técnico organizado para los productores y su quehacer, además de para hacer extensivo el conocimiento alcanzado por el Instituto de Investigaciones de Granos en estas temáticas, no solo vinculadas al arroz y su proceso, sino también al fríjol, maíz, soya y sorgo, de gran valor económico para la Isla y el exterior.
Resultado de la organización del mencionado Instituto y el Grupo Agroindustrial Arrocero, de conjunto con el Ministerio de la Agricultura, ambos eventos devinieron espacio para el intercambio entre investigadores, especialistas, productores y directivos tanto cubanos como extranjeros, en especial de América Latina y el Caribe.
Reconocidos como grandes aportadores de energía por su alto contenido de glúcidos, proteínas, calcio, hierro, vitaminas, fibras y carbohidratos, los granos han sido una esencial base alimenticia para el hombre y, con el avanzar de los años y la globalización, el alcance se ha expandido.
Especialmente aconsejables para la nutrición, su alto potencial calórico sitúa a los cereales como uno de los más persistentes y valiosos componentes de la dieta humana -aunque recientemente su asimilación como materia prima de combustibles ha dado un vuelco drástico a la realidad-. Producirlos, preservarlos, consumirlos, se vuelve hoy día un tema cada vez más imperioso.
Cereales a la vista mundial
La reconocida importancia nutricional y todas sus potencialidades como energético, además de las exigencias del mundo contemporáneo actual han traído consigo un ascenso de 2,07 miles de millones de toneladas de la cosecha mundial de cereales, lo cual representa un promedio bruto de 345 kilogramos (kg) per cápita al año (6 000 de millones de personas en total), promedio que se situó en 155 kg de cereales para el consumo humano, según refieren las fuentes consultadas.
Tal como estableciera durante el encuentro internacional Marcio Porto, representante de la Organización de Naciones Unidas por la Agricultura y la Alimentación (FAO), "los aumentos y la volatilidad inesperados de los precios figuran entre las principales amenazas para la seguridad alimentaria".
Cambio de valores a lo largo del tiempo, aparejado a fluctuaciones sorpresivas ubican, según el experto, si no ante una crisis expresa, en una época de grandes incertidumbres y demandante de alternativas de producción y consumo.
Recordaba Porto que situaciones extremas en el plano económico y con su conocido impacto social ya tuvieron lugar en años tan cercanos como los '70 y 2007-2008, luego de diferentes procesos: el aumento de la producción mundial y con ello el decrecimiento de los precios, largos episodios de sequía como detonador, de conjunto con altos gastos de energía vinculados a los costos de producción y transporte, volatilidad de los valores y la restricción de exportaciones por parte de algunos países para garantizar su seguridad interna; todo lo cual generó pánico en los mercados internacionales.
En particular, la situación de 2007-2008, derivó, según apunta el representante de la FAO, de un período de negligencia a la agricultura; el rápido crecimiento de países emergentes, con un aumento sin precedentes de la demanda interna; la asociación estrecha entre los mercados de energía y de alimentos con la emergencia de los biocombustibles, la debilidad del dólar norteamericano y tasas de interés bajas, aunado a la burbuja de los mercados financieros, lo cual provocó a su vez una presión en los mercados de los alimentos.
Concretamente, el tema de los biocombustibles, la especulación y los aumentos de la demanda trajeron consigo la mencionada crisis de años cercanos. Múltiples fueron las consecuencias que dejó tras de sí: aumento de la población subnutrida, - según datos pasó de 850 millones en 2006 a más de 1 000 millones en 2009 y 925 millones en 2010-; también se incrementaron alarmantemente los índices de pobreza.
Hoy el panorama con estos antecedentes en los que sobre todo la población de los países más pobres se halla en desventaja, al igual que los pequeños productores, pone a los gobiernos ante la necesidad de promover tácticas en busca de la sostenibilidad.
Destaca Marcio Porto que "en abril de 2011 el índice de precios de los alimentos de la FAO se situó en 232 puntos de media: 36 % más que en abril de 2010, pero 2 % por debajo del valor máximo de febrero de 2011; mientras, el índice de precios de los cereales ascendió en promedio a 265 puntos, 5,5 % (14 puntos) más que en marzo y 71 % más que en abril de 2010. Los precios del trigo y el maíz aumentaron 4 % y 11 %, respectivamente.
"De manera particular en el caso de los granos los costes del arroz se han mantenido relativamente estables, con 17 % de aumento entre junio 2010 a febrero 2011. A la par, los de otros productos agrícolas aumentaron entre 50 % y 150 %. El trigo más que duplicó sus valores y en especial el maíz creció más de 90 % en el período, junto al azúcar que incrementó 80 %. Por su parte la producción de arroz de 2010-11 fue 10 millones de toneladas menos de lo previsto", destacó.
Sostenibilidad y alimentación
Aun cuando la disponibilidad de alimentos no se exhibe como crítica en la distribución global, las diferencias entre países del primer mundo y los que están en vías de desarrollo son ostensibles: los primeros enfrentan un tercio de la producción mundial pero dos tercios del consumo general mientras que el resto de las naciones tienen una situación totalmente opuesta.
América Latina en particular, -tal como subrayara Elcio P. Guimarães, director del Área de Investigación en la región del Centro Internacional de Agricultura Tropical-, padece hoy desbalances económicos, diversidad de países y proyecciones, perfil de ahorro e inversión bajo, así como baja productividad. Sin embargo, otros elementos positivos también se sopesan: entre 2002 y 2008 alrededor de 40 millones de personas salieron de la pobreza, la tasa de desempleo descendió a 7,8 %; la región es rica en recursos pues posee 15 % de las reservas de petróleo mundial, la más grande reserva mineral, un cuarto de todas las tierras arables no utilizadas y 30 % del agua potable.
El llamado está en lograr como continente una producción agrícola sostenible; un uso sostenible de áreas degradadas, buscar la resistencia a plagas y enfermedades, diversificar las energías alternativas, enfrentar las consecuencias del cambio climático y ganar en capacitación a fin de mejorar las condiciones de sostén y alimentación.
Mientras los registros de utilización y consumo de cereales se incrementan ostensiblemente, una curva muy variable para los tiempos que corren tiene lugar en el acápite de producción. Ya sea por el incremento del número de habitantes, por los impactos del cambio climático que también tiene relevante papel en entramado de procesos vinculados a la alimentación, se hace necesario abogar y enfocarse en la búsqueda de una seguridad alimentaria tanto global como nacional.
Los cercanos V Encuentro Internacional del Arroz y el Primer Simposio de Granos demuestran que las potencialidades y el conocimiento para la proliferación de tan valiosos alimentos existen, quedan numerosos escalones por ascender en este sentido. América Latina ya promueve una integración que redunda en mejoras dentro de muchos planos, también en el nutricional. Se trata de no perder la perspectiva y poner manos a la obra, masificar esas sapiencias y resultados que tan sensiblemente tocan la vida diaria del ser humano.