Jueves
26 de Diciembre  2024 

La agricultura, camino tortuoso

La agricultura cubana representa apenas cerca del 4% del Producto Interno Bruto


Jueves 01 de Agosto de 2024 | 12:38:25 PM 

Autor

Raquel Sierra

En no pocas ocasiones surgen las preguntas: ¿por qué no se producen más alimentos en Cuba, si de tirar una semilla de calabaza sale una mata? ¿Cómo es posible que no dé más la tierra? La necesidad de ver crecer la producción hace, tal vez, pensar que todo es sencillo, pero no es así.

El fenómeno de la deficiente producción agrícola es multicausal y tiene que ver con la fuerza de trabajo, cada vez más escasa; la falta de insumos, fertilizantes y combustible, casi crítica en las últimas etapas; la baja productividad de los suelos; el bajo por ciento de cobertura de riego, entre otros factores.Como resultado, la producción está estancada en el mejor de los casos, en otros, decrece.

Cifras dadas a conocer en la más reciente sesión de la Asamblea Nacional dan cuenta de que en el primer semestre de 2024 se incumplieron la mayoría de las producciones agropecuarias por el déficitsde los fertilizantes, plaguicidas, fungicidas, combustibles y alimento animal como principales causas de la escasez  productiva.

Como consecuencia, para la exportación de bienes del sector agropecuario, que deberían tributar ingresos para el país  y el sector, presentan un comportamiento favorable solo el tabaco y el carbón vegetal.

Realidades

En un reciente panel sobre la economía cubana y la inflación, el economista cubano Rafael Montejo llamaba la atención acerca de las condiciones en que opera la agricultura cubana: el 75 % de la población del país vive en zonas urbanas, y el 25 %, en zonas rurales, y de ese último por ciento, apenas el tres por ciento trabaja directamente en el surco, sin paquete tecnológico, sin divisas y con el 70 % de las tierras en secano.

Al respecto, consideró que en esas condiciones es preciso hacer todo lo necesario para que "eso que apenas da el cuatro por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), dé más. La agricultura necesita un estímulo integral, de condiciones de vida, que lleva tanto pensamiento como inversión.

Mirar a la tierra

Detener y revertir la degradación de las tierras y la pérdida de biodiversidad, forma  parte de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, y en particular del Objetivo de Desarrollo Sostenible 15 (ODS 15). Cuba está  comprometida con este proceso cuya incidencia en el medio ambiente, los recursos  naturales, la biodiversidad, la seguridad alimentaria, la salud y la economía del país,  es directa, indica el informe de Cuba del Programa Nacional de Establecimiento de Metas para  la Neutralidad en la Degradación de la Tierra, de 2020.

Datos del Ministerio de Agricultura de Cuba de 2021 indican que sólo el 23 % de los suelos de Cuba tienen categoría productiva I y II; otros son afectados por la salinidad, la acidez, la compactación y la baja fertilidad, debido al inadecuado manejo y explotación, así como a las condiciones climáticas, topográficas y edafológicas existentes, lo cual permanece agravado por la baja percepción de la importancia del suelo como recurso natural finito,lo que genera la disminución de su capacidad productiva.

Otras fuentes señalan que al menos el 35% del país (3 845 942 hectáreas)  presenta algún grado de degradación dentro del período 2000-2015. Todo ello demanda de acciones y medidas integrales para contener la ulterior degradación de los suelos, y hacia ahí han apuntado algunos proyectos e iniciativas, entre ellas, los polígonos de suelos.

Entonces, el campo y la mesa reclaman miradas integrales, soluciones sistémicas que aprovechen los resultados de la ciencia y la innovación, la expansión de las buenas prácticas, el uso eficiente de los escasos recursos,  y las voces que desde el surco expresan insatisfacciones por demoras en trámites, impagos y limitaciones administrativas que obstaculizan el laboreo y las gestiones.

Según dijo el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel, en los  recorridos por el país “hemos visto tierras cultivadas que antes estuvieran infectadas, pequeñas fábricas nacidas de espacios antes inútiles". Y agregó: “Hoy una de las preguntas más importantes que debe inquietarnos es cómo podemos convertir esas historias de triunfo, esa vivencia excepcionales, en tendencia”.

Esa interrogante es válida también para la agricultura, que debería ser suficiente para alimentar a la población con lo que se pueda cultivar en el país y hacer cumplir las aspiraciones de la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional.

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