Autor: Internet Publicado: 21/06/2021 | 09:24 pm
Temas cardinales como alimentación, agricultura familiar, sustentabilidad de estos propósitos, defensa del medio ambiente y adaptación al cambio climático reunieron, a principios de marzo en la capital mexicana, a ministros de Agricultura y Desarrollo Social, entre otras carteras y cargos, provenientes de 33 países de América Latina y el Caribe, en la XXXIV Conferencia Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Durante el cónclave, y tras numerosos debates para el intercambio y adopción de acciones en aras de erradicar el hambre, los delegados acordaron designar a 2016, Año Internacional de las Legumbres. A diferencia de otras citas universales, en Ciudad de México asuntos tan sensibles como los abordados no concitaron posiciones antagónicas, y sí el intercambio de experiencias para afrontar el reto de alimentar a 34 000 000 de personas que lo necesitan precisamente en la región que más comestibles exporta al mundo.
Según José Graziano da Silva, director general de este mecanismo de la ONU, "la paradoja estriba en que Latinoamérica y el Caribe están en la vanguardia del cumplimiento de los Objetivos del Milenio" correspondientes al ámbito de la organización internacional.
El directivo apoyó la iniciativa de presentar el Año Internacional de las Legumbres, en un país como México, donde "el frijol es ingrediente imprescindible de la canasta básica, suerte de tesoro genético que puede hacer frente al cambio climático", instruyó.
El titular de la FAO, en la presentación del programa manifestó que "podemos evitar que una sequía se convierta en hambruna si impulsamos las principales legumbres locales. Los frijoles, en particular, son resistentes a la sequía y nos ayudan a mejorar los suelos, ya que fijan el nitrógeno", como parte de los esfuerzos que la organización realiza en favor de la seguridad alimentaria.
Leguminosas prodigiosas
Las legumbres constituyen un grupo de alimentos muy homogéneo, perteneciente al gran conjunto de las plantas leguminosas (familia Fabaceae) y, a pesar del gran número de especies que la componen, las utilizadas para la alimentación humana y del ganado son relativamente pocas.
Entre las principales legumbres destinadas a la población figuran la alverja o chícharo; el frijol (también nombrado poroto, judía, alubia o habichuela); los garbanzos; las habas; la judía verde o ejote: el poroto verde; las lentejas; el cacahuete o maní y la soya.
Cultivadas desde hace siglos por una variedad de culturas, las legumbres se pueden considerar alimentos nutricionalmente recomendables a partir de su composición proteica, hidratos de carbono, lípidos, fibra, minerales y vitaminas; sobre la base de su composición en proteínas deviene alimento bastante parecido entre sí dada su composición de nutrientes, el cual varía un poco en el cacahuete y la soja, ya que el contenido de lípidos en estos puede alcanzar 18 % frente al 4 % en el resto.
Las diferentes legumbres consumidas por el hombre son ricas en proteínas, con una adecuada proporción de aminoácidos esenciales. De hecho, aunque no proporcionan todos estos (suelen ser escasas en metionina), constituyen un grupo especial dentro de los alimentos de origen vegetal, comparables a los cereales, con los que se complementan, compensando su escasez en lisina. Asimismo, la cantidad de hidratos de carbono es de alrededor de 60 %.
Frijoles en la Isla
En Cuba anualmente se importan alrededor de 60 000 toneladas de la leguminosa para satisfacer la demanda de la población. El Gobierno ha creado programas para la sustitución de importaciones mediante la obtención y comercialización de productos naturales que faciliten el incremento de estos.
El frijol es fundamental en las comidas de los cubanos. Como promedio se consumen alrededor de 23 kilogramos anuales por habitante. Sin embargo, desde hace años la producción no satisface las necesidades de consumo como consecuencia de diferentes factores, entre los cuales adquieren mucha importancia los bióticos, sumándole el efecto de variables meteorológicas en los que la sequía y el paso de huracanes hacen estragos.
Durante años se han ejecutado diversos programas para mejorar esta situación, como por ejemplo, la introducción de variedades con buena adaptación a nuestras condiciones y resistentes al virus del Mosaico Dorado, o bien el Programa Fitomejoramiento Participativo (FP), donde la activa labor de los campesinos en la selección, experimentación, multiplicación y conservación de las semillas, posibilita el fortalecimiento del flujo de variedades y el incremento de los rendimientos.
No obstante, otra alternativa a desarrollar, es la creación de las condiciones para la obtención y comercialización de productos naturales, con el objetivo de sustituir importaciones y disminuir los costos de producción a nivel nacional.
A tono con lo anterior, el director del Grupo Agroindustrial de Granos, del Ministerio de la Agricultura, Lázaro Díaz Rodríguez, comunicó a los medios la compra de equipos, cosechadoras y tractores, y la próxima construcción de 14 plantas de beneficio de frijoles en la Isla, que permitirán cosechar una mayor cantidad del grano en años venideros.
El funcionario aseveró que el programa de desarrollo del sector prevé incrementar anualmente 15 % o 20 % de lo que se lograba con anterioridad, mencionando que en el país existen más de 20 variedades de fríjoles registradas que garantizan una mejor selección a la hora de sembrar las nuevas áreas.