Autor: Internet Publicado: 21/06/2021 | 09:29 pm
Preservar y aumentar las áreas boscosas constituye a largo plazo, una de las prioridades del sistema agrícola cubano en aras de consolidar los ecosistemas y aprovechar de manera sostenible sin ocasionar contravenciones ecológicas la materia prima que ofrece la floresta nacional para el desarrollo económico del país. Con ese propósito el Ministerio de la Agricultura ha puesto en marcha un programa de desarrollo que hasta 2020 prevé incrementar en 25 % la producción de madera aserrada, y que contempla lo relacionado con el fomento, manejo y protección del entorno forestal.
El Grupo Empresarial de Agricultura de Montaña (GEAM) figura como el máximo responsable de dirigir, orientar, coordinar y controlar las acciones de las entidades económicas a cargo de la actividad, debido a que posee casi 60 % del patrimonio forestal del país.
En declaraciones a OPCIONES, Raquel Palacios Ramírez, especialista de la dirección forestal del Ministerio de la Agricultura, explicó que el objetivo del programa radica en la proyección de inversiones para el fomento, manejo y protección de bosques y tecnificación de viveros, con el propósito de incrementar la producción de madera aserrada y alcanzar la meta de 190 000 metros cúbicos, superior en 25 % a lo planificado en el año 2013. "Para ello, contamos con una base productiva en el país de 27 empresas forestales y dos henequeneras; 198 viveros y 79 aserríos; 1 195 fincas forestales, 144 unidades silvícolas y una fuerza laboral calificada de alrededor de 30 000 trabajadores", acotó.
También puntualizó que en Cuba se desarrollan cerca de 32 especies maderables de entre las cuales sobresalen cuatro variedades de las coníferas; el grupo de las preciosas: Cedro, Majagua, Teca, Caoba, Barías, Paraíso, Roble y otros ejemplares para uso especial como el Ébano, Ácana, Cuyá y Guayacán. Se destacan, a su vez, las llamadas duras y semiduras como el Ocuje, Algarrobo, Eucaliptos y otras especies catalogadas como blandas y de amplio uso para la protección y conservación como la Gmelina y las Albizias.
Programa de fomento
Para llegar a los resultados esperados, tanto en crecimiento de áreas como en reposición o renovación de especies, es necesario brindarle especial atención a las es-pecies arbóreas desde su germinación. En ese sentido, se le concede máxima prioridad a la modernización de los viveros.
Entre los instalados con tecnología de tubetes (elimina las bolsas donde se depositan las semillas) ya se producen más de 5 000 000 de plantas y 4 000 000 más se encuentran en su fase de puesta en marcha; la meta propuesta es acercarse a la cifra de los 20 millones, destaca un informe del GEAM.
Palacios Ramírez subrayó que anualmente se plantan en el país 220 000 hectáreas de bosques como promedio, aunque en los últimos cinco años esa cifra no logra superarse, pues lo plantado significa solo 71 % de lo previsto: 122 396,9 hectáreas.
El programa también prevé alcanzar 3,1 millones de metros cúbicos de madera aprovechable al año, para aspirar a satisfacer la demanda de madera aserrada, postes de servicio público, tableros, biomasa para energía y la producción de carbón vegetal. Según la especialista, cada año el país debe importar entre 3 000 metros y 5 000 metros cúbicos de madera para satisfacer la demanda en frontera, si bien se producen en dicho lapso alrededor de 150 000 metros cúbicos destinados en su mayoría a la industria de envases y la construcción de módulos de viviendas.
Entre los derivados madereros que más sobresalen y que adquieren mayor peso en la economía de la Isla se distingue el carbón vegetal, pues cada año son acopiadas más de 40 000 toneladas -con tendencia al ascenso- para satisfacer la demanda interna y sobre todo la exportación.
El carbón vegetal artesanal es un producto altamente demandado en el mercado europeo, en el que no existe producción doméstica, y Cuba ha devenido uno de los principales productores y exportadores de este rubro en el mundo utilizando como materia prima, fundamentalmente, la planta conocida como Marabú, mediante un proceso que no agrede al medio ambiente ni destruye grandes extensiones de bosques maderables.
Palacios agregó que también aportan cada año 400 toneladas de resina de pino con destino a las exportaciones y 30 000 postes para el servicio público, lo cual permitió ahorrar más de siete millones de pesos en moneda libremente convertible. Asimismo, fueron fabricados más de un millón de módulos de envases para el programa alimentario y más de 400 metros cúbicos de cedro y otros productos forestales para la producción tabacalera.
Si bien la tala de bosques en el país se realiza por diferentes conceptos, o sea, de acuerdo con la raza, de forma selectiva, sanitaria y raleo, que asciende en área a 5 500 hectáreas anuales, este volumen solo representa 31 % del total logrado por año, lo que implica que la sostenibilidad de los bosques cubanos está garantizada, pues expertos aseguran que en el país se planta tres veces más de lo que se tala. Y las causas que afectan el desarrollo de los bosques radican en las condiciones climáticas desfavorables para su fomento y conservación, la falta de recursos técnicos y financieros, la ocurrencia de incendios forestales y la violación de los calendarios silvícolas y de normas técnicas para su manejo.
Directivos del GEAM concuerdan en la necesidad de aumentar las acciones de control para disminuir las afectaciones a las áreas boscosas. En ese orden, indicaron que anualmente se queman más de 2 000 hectáreas de bosques en la mayor de las Antillas, aunque en el último periodo evaluado la tendencia es a disminuir a partir de la ejecución de medidas de enfrentamiento y la reducción del periodo seco.
Las estadísticas indican que la provincia de Pinar del Río resulta la más destacada en la actividad forestal, pues en ella se concentra 40 % de esta diligencia a nivel de país. Raquel Palacios enfatizó que para el próximo quinquenio está garantizada la masa semillera en función de cumplir con el programa de desarrollo nacional y las exportaciones, estas últimas ya cuentan con contrataciones de semillas en el Caribe, carbón vegetal para Europa y resinas para otras regiones.
Recursos en la mira del desastre
Si bien son considerados renovables, se ha demostrado que los recursos forestales sufren un proceso de deforestación constante a nivel mundial, frecuentemente catalogado como irreversible. Las causas de este letargo natural están básicamente asociadas a la mano del hombre, sobre todo a las trasnacionales en su afán de conquistar el mundo con la industrialización. La explotación intensiva de bosques puede ser señalada como la causa fundamental de los desastres naturales que sufren algunos países del mundo; es por ello que la utilidad de los recursos forestales no radica sólo en la producción de materias primas y bienes económicos, sino en el papel esencial que desempeñan en el funcionamiento del sistema natural.
Fuentes consultadas indican que en 1980, Latinoamérica contaba con 9,38 millones de kilómetros cuadrados de bosques, por lo que poseía la mitad de la biomasa de las áreas tropicales del mundo. Sin embargo, se calcula que en los últimos 30 años se han talado en América Latina cerca de 2 millones de kilómetros cuadrados de bosques, es decir, una superficie mayor a la del territorio mexicano, al ser superior a los 50 000 kilómetros cuadrados por año la tasa actual de deforestación.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) llama a los gobiernos a promover la conservación y la gestión sostenible a nivel mundial de los recursos forestales, perjudicados por la sobreexplotación y el impacto del cambio climático.
Según un estudio divulgado por ese organismo internacional, la mitad de las especies forestales utilizadas están amenazadas por la conversión de bosques en pastizales y tierras de cultivo. Señala, además, que la biodiversidad en re-cursos genéticos forestales es esencial para mejorar la productividad de especies forestales y el valor nutricional de los alimentos que producen, entre los que se incluyen hortalizas de hoja, miel, frutas, semillas, frutos secos, raíces, tubérculos y setas. Su contribución para impulsar la seguridad alimentaria, reducir la pobreza y promover el desarrollo sostenible, depende de la disponibilidad de una gran diversidad de especies arbóreas que actualmente se talan y no se reponen en la mayoría de los países con grandes plantaciones verdes.